Control del estrés (II)




Respiración
Si padeces estrés, respirar correctamente permitirá a tu cuerpo que recupere su equilibrio natural, reducirá la ansiedad y te ayudará a relajarte. Aspira profundamente, hasta el área del vientre, y después llena la cavidad del pecho. Al espirar, expulsa el aire por la boca desde la parte superior de los pulmones, primero, y después desde el vientre. Practica esta técnica con inhalaciones y exhalaciones largas, lentas y coordinadas, y observa cómo los hombros tensos descienden en la espiración.
Descanso
Cada vez que termines una tarea, concédete un breve descanso. Si puedes, da un paseo corto o estírate, cambia el área en que te encuentres, pica algo de comida o, incluso, cierra los ojos durante unos segundos para aclarar la mente.
Relajar la mente
Es más difícil relajar la mente que relajar el cuerpo y quizá te haga falta practicar el arte de la visualización. Cierra los ojos y piensa algo que te parezca relajante, como una vacaciones que disfrutaste de verdad, sensaciones infantiles de falta de responsabilidad o una casita de campo lejos de todo ajetreo y frenesí.
Sueño
Dormir es un modo magnífico de relajar la mente, pero es difícil de conseguir cuando tienes la cabeza llena de preocupaciones. Convierte tu habitación en un refugio, no discutas en ella los asuntos cotidianos e intenta establecer unos hábitos. Un baño caliente y una infusión antes de ir a la cama hacen maravillas; después, escucha la radio o la grabación de un libro, de modo que puedas estar tumbado con los ojos cerrados y dejarte llevar.
Ser positivo
Es muy fácil decir "sé positivo", y quizá te despiertes sintiéndote positivo. Sin embargo, al cabo de unas horas se te ha escapado esa energía por los acontecimientos estresantes que tienen lugar. Primero, debes sentirte bien sobre ti mismo; a menudo se nos da muy mal hacerlo, así que dedica tiempo a pensar lo que has conseguido, no lo que no has conseguido. Segundo, no uses palabras negativas y habla siempre de lo que estés haciendo o diciendo ahora. Dite a ti mismo que estás tranquilo y centrado, que estás haciendo todo lo mejor posible y que el día está siendo bueno, y te sorprenderás de todo lo que podrás abrirte al cambio positivo.
Cambios en el estilo de vida
Cuando padecemos estrés cometemos errores y acabamos por aumentarlo; comer mal, no hacer ejercicio, beber demasiado o no encontrar tiempo de ocio, por ejemplo. Come sensatamente, con menos hidratos de carbono y más antioxidantes y magnesio; bebe mucha agua (de seis a ocho vasos diarios) para rehidratar el cuerpo, reduce la cantidad de cafeína y alcohol; haz algún tipo de ejercicio (incluso diez minutos cada dos día producen resultados); busca tiempo para la vida social, y, cuando tengas que trabajar haz una tarea cada vez, de modo que, al menos, cada día de trabajo hayas conseguido algo.
Masaje
Por último, por no menos importante, el masaje regular te dará tiempo y espacio completamente para ti. Te ayudará a reducir la tensión física y aumentará de forma natural el nivel de endorfinas, haciéndote sentir más positivo.

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