Dietética china. Dime qué sabor te atrae y te diré cómo eres.


       La medicina tradicional china ha hallado una correspondencia entre la preferencia o el rechazo por un sabor y la vitalidad del órgano corporal con que se relaciona. Los alimentos influyen en el estado general del organismo, pues mueven la energía en distintas direcciones, según sus cualidades (yin o yang) y su sabor. Se aconseja que en las comidas estén presentes todos los sabores, evitando los excesos de algunos de ellos y prefiriendo los de sabor más neutro (como los cereales).


 El sabor amargo estimula el corazón y el intestino delgado y su exceso debilita al pulmón y al intestino grueso. Se relaciona con la alegría y el amor. Una de las causas de la ansiedad y el insomnio puede ser la insuficiencia de energía yin en el corazón, y para tonificarlo se recomienda tomar frutas y verduras, evitando los alimentos que produzcan calor, como el café o el alcohol.


  El sabor dulce beneficia al bazo y al estómago, y su apetencia se asocia con la preocupación. Si el bazo está débil puede ser debido a una insuficiencia de sangre que repercute en el corazón o el hígado, lo que produciría ansiedad o depresión. En ese caso habría que tomar alimentos de sabor dulce moderado: manzana, trigo, arroz, legumbres, nueces… Su exceso afecta al riñón.


    El sabor picante tonifica el pulmón y el intestino grueso, y se relaciona con la tristeza. Su abuso repercute en el hígado. Para compensar un estado melancólico son útiles la guindilla, la nuez moscada, la mostaza, el pimiento verde, el nabo, el berro, el vino, el ajo y algunas hierbas aromáticas (menta, romero, tomillo). Pero en dosis moderadas para no obtener los efectos contrarios.

  El sabor salado estimula al riñón y a la vejiga y su exceso puede afectar al corazón. Algunos miedos pueden tener su origen en una insuficiencia de riñón, que habría que tonificar con una alimentación rica en cereales y legumbres, lo que a su vez favorece la fuerza de voluntad. También se consideran salados el mijo, la cebada, el jamón, pato, cerdo, sardinas, algas y marisco.


   El sabor ácido beneficia al hígado y la vesícula. Su abuso incide sobre el bazo y el estómago. Si una persona es muy irascible puede ser porque tiene un exceso de "fuego" en los citados órganos, y deberá comer alimentos ácidos de naturaleza fresca, como los cítricos y las peras, que dirigirán su acción refrescante sobre el hígado, tonificarán la energía yin y aliviarán su tendencia a la cólera.