12 Alimentos que es preferible comer ecológicos


Se puede reducir notablemente la ingesta de plaguicidas optando por consumir en versión ecológica las doce frutas y verduras que acumulan más residuos. Entre ellas se encuentran las manzanas, el apio y las fresas.
Consumir alimentos de origen ecológico es una manera de reducir la ingesta de plaguicidas y de contribuir a la mejora del medio ambiente. Es importante recordar que algunos plaguicidas pueden provocar toxicidad cerebral y del sistema nervioso, cáncer, disrupción hormonal, irritación de la piel, ojos y problemas de pulmones.


Los 12 más contaminados
No todos los alimentos presentan el mismo contenido en plaguicidas. Según la ONG Environmental Working Group (EWG), las manzanas, el apio y las fresas son las frutas y verduras más contaminadas. Como sólo se utilizan unas pocas variedades clonadas de manzanas en el mundo, los manzanos no pueden desarrollar la variedad genética que les permitiría resistir las plagas y que está presente en cada uno de sus frutos, incluso si proceden del mismo árbol. Les siguen en la lista melocotones, espinacas, nectarinas, uva, pimiento rojo, patatas, arándanos, lechuga y col rizada. La agricultura ecológica tiene especial sentido en estos casos.


Los 15 menos contaminados
Los alimentos con menor contenido en plaguicidas son: cebollas, maíz, piña, aguacate, espárragos, guisantes, mango, berenjena, melón cantalupo, kiwi, col, sandía, boniatos, pomelos y champiñones. Este ránking de frutas y verduras está establecido a partir de alimentos lavados.


Otros alimentos
Además de esta lista, EWG también recomienda otros alimentos que es preferible consumir con sello ecológico: leche y productos lácteos, para que estén libres de antibióticos, hormonas y plaguicidas procedentes de la alimentación de las vacas; carnes, incluyendo el pollo; café, porque se suele cultivar en zonas que regulan poco el uso de plaguicidas y fertilizantes; y semillas y frutos secos, porque los plaguicidas y fungicidas se usan de forma masiva en la producción convencional.

Aceite de pescado


Saludable por su riqueza en ácidos grasos omega-3

El aceite de pescado se obtiene a partir del pescado azul y sus beneficios para la salud parten de su riqueza en ácido grasos omega-3.
Indicaciones

-         Anticoagulante. Actúa como una especie de “aspirina” natural sin sus efectos secundarios, evitando el peligro de trombosis y daños cardíacos.

-         Antiinflamatorio. Una de las mayores virtudes del aceite de pescado es su poder para reducir todo tipo de inflamaciones internas, por lo que resulta un suplemento imprescindible para controlar y curar dolencias de tipo inflamatorio como la artrosis, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.

-         Síndrome premenstrual. Los ácidos grasos omega-3 reducen el dolor previo al período e incluso mejoran la sintomatología psíquica de estos días.

-         Diabetes. El aceite de pescado previene el daño en los vasos sanguíneos tan frecuente en la diabetes y que es la causa subyacente de muchas de las complicaciones en las personas que padecen dicha enfermedad: fallos renales, gangrena… Estos ácidos omega-3 mejoran la acción de la insulina.

-         Cáncer. El consumo diario de aceite de pescado reduce significativamente el riesgo de padecer cáncer de próstata y de intestino. Si se padece la enfermedad, estos ácidos grasos pueden llegar a frenar el crecimiento de las células malignas.

-         Tensión arterial. También el aceite de pescado, consumido regularmente, es efectivo para reducir la tensión arterial.

El poder vitamínico de los germinados


Las semillas atesoran todos los nutrientes que la planta necesita para crecer, pero al germinarlas, esos nutrientes cobran un vigor inusitado. Esto sucede porque, al humedecerlas y abrirse la cáscara, las enzimas se activan en contacto con el agua y el oxígeno. Algunos nutrientes, como los hidratos de carbono y las proteínas, se descomponen y se vuelven más fáciles de asimilar.

Otros, como las vitaminas, se multiplican. Además se activa la clorofila, un antioxidante. Por todo ello, los germinados no sólo resultan digestivos y nutritivos, sino que ayudan a regenerar la flora intestinal. Si bien los más típicos son los de alfalfa, soja verde y mostaza, se puede germinar casi cualquier semilla.
Para disfrutarlos bien frescos, con su poder nutritivo en plena expansión, lo mejor es germinar las semillas en casa. Cereales y legumbres requieren más remojo, y las legumbres se pueden escaldar una vez germinadas.
Además de enriquecer ensaladas y bocadillos, quedan muy decorativos en cremas y sopas.