La medicina tradicional china, una ciencia que nos lleva más
de 4.000 años de ventaja, considera que los procesos naturales no ocurren por
azar, sino que siguen de forma evolutiva las llamadas cinco fases de la energía
que se corresponden con cinco elementos. Estas fases son siempre cíclicas y se
pueden reconocer en todos los fenómenos naturales. Las estaciones se suceden de
forma ordenada y constante, así como el crecimiento y el desarrollo de los
seres vivos.
De la misma forma que las plantas pasan de semilla a fruto,
en relación directa con las estaciones, la vida del ser humano presenta unas
fases que podemos equiparar a este mismo proceso: el invierno corresponde al
feto, la primavera al bebé, el verano al adolescente, el final del verano (o
estación intermedia) al adulto y el otoño al anciano.
A los occidentales, la relación entre los cinco elementos
nos puede parecer esotérica, pero lo cierto es que tienen una explicación mucho
más profunda.
Hoy día vivimos al margen de la naturaleza. En nuestra vida
cotidiana no seguimos el orden natural y por eso el desequilibrio que
experimentamos desemboca en diferentes enfermedades que, en la mayoría de los
casos, pueden curarse requilibrando nuestro organismo según las leyes
fundamentales de la naturaleza. Esto no es difícil, y con un poco de sentido
común podemos conseguir que nuestro cuerpo vuelva al orden natural sin tener
que ir a contracorriente.
Una de las teorías más importantes de la medicina china
afirma que las energías que gobiernan los ciclos de cambios se hallan
reproducidas dentro del organismo humano. Las cinco fases que rigen el cambio
estacional también dirigen los cambios en nuestro organismo.
Cada una de estas fases está asociada a un elemento (Madera,
Fuego, Tierra, Metal y Agua) y éstos a su vez, a una estación determinada,
regida por un color, un olor, un tipo de alimento, etc.
Así, en el final del verano o estación intermedia, el
elemento regente es la Tierra, que tiene como órgano asociado el Bazo y
Estómago, como entraña el Páncreas, el color amarillo, la humedad en el clima,
el sabor dulce, la preocupación como expresión negativa y la reflexión como expresión
positiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario