Evitar el consumo de
alimentos excitantes y sustituirlos por otros de fácil digestión o
que ejercen una acción sedante es una medida sencilla para alejar el
estrés. Éstas son algunas propuestas:
Lechuga
La lechuga es una de las
verduras más sedantes. Su nombre deriva de que la planta silvestre
segrega una leche en sus tallos, que una vez recogida y seca (de
manera idéntica a como se hace con el opio) se vendía como medicina
en las boticas de nuestro país en toda la Edad Media y el
Renacimiento como poderoso somnífero y como sustituto del opio
genuino. Las ensaladas ejercen una acción sedante, pero la mayoría
ignora que la lechuga es una verdura excelente para consumir cocida,
lo que se puede hacer con esas hojas más verdes que se desechan y
que son uno de los componentes de la genuina sopa minestrone
italiana, un excelente plato para relajar el ánimo.
Cebolla
La cebolla cruda es más
bien enervante, a menos que la pongamos un rato en remojo, para que
pierda su sabor intensamente picante. La cebolla cocida o en caldo,
en cambio, tiene un efecto sedante sobre el sistema digestivo y
nervioso. Una sopa de cebolla, y también la de ajo o puerros, es un
elemento excelente para estómagos nerviosos o con acidez gástrica,
aunque debe cocinarse con poco aceite y sin huevo para que sea
realmente relajante.
Avena
Pobre en gluten, y por
ello con baja capacidad alergénica, la avena es un elemento
indispensable en una dieta relajante. Por su contenido en grasas
favorece la nutrición del mismo intestino.
En forma de muesli,
papilla, en galletas, leche o como pasta de sopa, la avena es un
cereal muy versátil, de agradable sabor, que además se puede
preparar de forma muy fácil y rápida.
Por otro lado, si se
hierve un cuarto de kilo de harina de avena con bastante agua y se
añade a la bañera, podremos disfrutar de un baño caliente
sumamente relajante y nutritivo para la piel y la mente.
Miel
La miel es muy rica en
levulosa, que es un azúcar de aprovechamiento rápido. No se debe
abusar del consumo de miel si se quiere tranquilizar el ánimo, pero
sirve para sustituir al azúcar, que es un alimento sumamente
excitante.
Las mieles de azahar o
las de mil flores son relajantes, mientras que las de romero o encina
son más bien tonificantes. Conviene comprar mieles naturales, no
clarificadas por el calor, y que tengan un origen artesano, ya que
conservan muchos principios activos de los que carecen las mieles
producidas a nivel industrial.
Leche de almendras, de
arroz o de avena
Las leches vegetales son
más relajantes que la de vaca, y en menor medida que la de cabra. No
contienen sustancias que puedan provocar alergias o intolerancias, y
son ricas en ácidos grasos poliinsaturados. Las almendras tienen un
efecto sedante específico, al igual que la avena, mientras que la
leche de arroz es la que menos gluten contiene, que puede ser
enervante en personas sensibles.
Frutas cocidas
Las frutas cocidas son
más relajantes que las crudas. Todo depende de lo que se quiera
conseguir. Así, frutas y jugos de frutas son mejores por la mañana,
y las compotas, peras cocidas, membrillo o plátano al horno serán
alimentos más útiles para las personas más nerviosas y para tomar
por la tarde o por la noche.
Manzana
La manzana es
moderadamente sedante cruda y claramente tranquilizante cuando se
come asada, hervida o en compota, especialmente cuando se combina con
canela. El jugo de manzana por la mañana es un excelente
reconstituyente. Cuando se cocina, la pectina se libera más
fácilmente y ejerce un efecto sedante digestivo, mejorando tanto la
diarrea como los problemas de estreñimiento. Unas manzanas al horno
o en compota son un excelente postre nocturno para quien padece
insomnio.
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